sábado, 27 de febrero de 2010


“Sólo tienes que pedírmelo, que decirme “ven”. Crees en el destino, lo repites continuamente. ¿Por qué tú estás donde tienes que estar y yo no? ¿Por qué no pensar que, desde que decidí por capricho ir a Ocaña a recoger a Yoni, las ruedas del reloj ya se engranaban para traernos hasta aquí a los tres? Sé que me quieres. No me digas cómo lo sé. ¿Por qué no admitir que estaremos menos solos? ¡Y no me digas que temes por mí, que es muy posible que dentro de un rato estemos muertos porque yo ya estoy muerta ahora!”
“Se había marchado. Tan repentinamente como había llegado. Esta vez para siempre. Para siempre. Cerró los ojos y volvió a verla marchar en su mente, alejándose poco a poco, llevándose su corazón.Con profunda tristeza recordó que al igual que su madre, Allie no había mirado atrás”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario